DESINFORMACIÓN
Todos los días recibimos noticias. Creemos que, por estar en los medios escritos,
televisivos y en la radio son verídicos, esa información es de calidad y verídica.
La mayoría de nosotros no verificamos que lo ahí plasmado verdad.
Shult y Giodson (1995) define desinformación como “la información deliberadamente falsa, incompleta, diseñada para engañar y desorientar a deferentes medios e instituciones gubernamentales y no gubernamentales y/0 los medios de comunicación para crear la falsa información y, en consecuencia, actúen en interés de quien lleve a cabo la operación”
A la vista de todos, sabemos que las medios que difunden las noticias constituye una herramienta para generar dinero. En pocas palabras es un negocio.
Si no vende no es útil .
La palabra desinformación, de patente soviética, se creo como un recurso de los servicios secretos. Los franceses fueron los encargados de difundirla.
La palabra aunque contemporánea es muy antigua. Ya en los siglos IV y VI de nuestra era Sun Tzu (el Arte de la Guerra) menciona que: Todo arte de la guerra se funda en el engaño y el artes de ella es someter al enemigo sin combates.
Es por ello que la desinformación es un instrumento de manipulación actual que ha trascendido a nivel mundial y que es una forma de estrategia para obtener, ya sea, posicionamiento, poder o una ventaja especifica sobre los demás.
No finjamos asombro ante esta evidencias.
La desinformación y la manipulación de noticias por parte de algunos sectores siempre ha existido. Internet no ha inventado nada, pero ha acelerado el proceso.
En México nos encontramos ante la situación de falta de rigidez y veracidad. No solo en internet donde la comunicación es fácil, barata y relativamente accesible, también en los noticiarios televisivos y en la radio. Es ahí que una noticia falsa se trasforma en verídica por ser replicada millones de veces.
No nos hemos dado cuenta que la propia estructura de la red en donde participamos nos a incluido dentro de una burbuja informativa cuyas características se basan en nuestros gusto, aficiones, pensamiento político y opiniones. De esta forma, la información que recibimos es filtrada mediante un algoritmo, que refina todas las características individuales de cada persona formando un mundo virtual personal.
Así que, como dice el Presidente nuestro país, “yo tengo otros datos e información”, es su realidad virtual o personal y no la nuestra, que contrasta ampliamente con los resultados obtenidos por otros medios.
Así el ciberespacio se ha convertido en un lugar publico, en donde cualquier persona, con los datos, cultura e información que tiene pude opinar y muchas veces, estas opiniones, se convierten en tendencias que podrían llegar a ser, en ocasiones peligrosas, pues este espacio (internet) esta saturado de noticias falsas (Fake News. El 90% de las tendencias en redes sociales mexicanas están controladas por una agencia de este tipo) y trolls (entre 1000 y 3000 al día. Mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de contexto) y solo muy pocas personas tienen la habilidad, tiempo y conocimientos para diferenciar una noticia verdadera de una falsa o troll. O’Carrol (Quiu,2017) cita: “ si no te matan, te hacen la vida imposible. Los trolls generan un clima constante de miedo, que hace a la gente dejar de publicar”
Cuantas veces hemos visto algún MEME en la redo o algún comentario que los reenviamos por creer que es verídico y minutos después alguien nos dice que es falso
De acuerdo con Animal Político ( Abril, 2018) casi el 45% de los mexicanos se enteran de las noticias a través de la televisión y 35% por Facebook, con 85 millones de usuarios) y ahora por Whatsapp (10%), siendo el tercer medio de comunicación más usado por los mexicanos la radio , seguido del celular y las revistas.
Estamos viviendo en un océano informativo lleno de tiburones y depredadores, por lo que el dicho popular de: nada es verdad o quizás si mentira, solo depende del cristal con que se mire.
Mis estimados lectores, hoy más que nunca estamos inmersos en un mundo informativo del cual necesitamos diferenciar que lo que escuchamos, leemos y vemos estén basados en evidencias sustentables y no seguir con la tendencia actual de que, si lo dijo el Presidente, es verdad porque cuenta con “otros” datos y su verdad es la mentira oculta, que transforma su realidad.
¡Hasta la próxima!