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¡DEJA DE QUEJARTE!

Por_ Dr. José Javier Leuchter I.

Es necesario que dejemos nuestra apatía, angustias y visión fatídica personal.

Como mexicanos del siglo XXI, hemos creado mala fama.

Ante los demás, somos desidiosos, brabucones, ninis, mal hablados (groseros) y vemos que ser emigrantes hacia otros países (quiero decir a Estados Unidos) es nuestra gran oportunidad para poder solventar nuestra economía. Somos los hombres y mujeres del mañana. Mañana te pago, mañana lo arreglo, mañana, mañana.

Nuestra puntualidad es: P. M.

Esto no quiere decir pasado meridiano, o por la tarde. Significa Puntualidad Mexicana. Perdemos la dimensión del tiempo, así que una cita programada a las ocho de la mañana es P.M, (No es por la tarde, es.. ahorita.. bueno no exactamente. Deberíamos decir ahora, en este momento).

Quiere decir que, nuestra responsabilidad es flexible y depende de nuestro estado de ánimo y ganas de hacer las cosas. Así, utilizamos las frases de “ahorita” (que puede ser en unos minutos o nunca). “Ni modo”, como excusa por no llegar y ante las consecuencias. La frase “ya veremos”, como si con ello y una varita mágica se soluciona todo, y obtendremos el olvido o perdón.

Nuestra cultura y educación no es prioridad en el desarrollo de la familia mexicana. En general de acuerdo con las estadísticas (INEGI) el promedio de educación es de 9.1 años escolares, es decir primaria y secundaria. Obviamente, con la calidad discutible de los programas de educación que contamos en México y del nivel de preparación de los “profesores”. Como resultado, no leemos. No nos importa, Preferimos informarnos por las redes sociales, las noticias falsas.

La calidad de lectura se basa en la sección policiaca, chismes en revistas relacionadas con la vida de artistas, sus novelas  y deportes,  el “fut” y ahora el “beis”.

Criticamos todo y a todos.

Tenemos “envidia” de muchos. Por pequeño e insignificante que pueda parecer hacemos una gran crítica de ello. Del trabajo, de la persona, de su forma de vestir, etc.

Tener iniciativa es algo poco usual, en general. Siempre esperando a recibir indicaciones de alguna persona, para poder hacer algo, en el trabajo, en la comunidad, o en la sociedad en general.

La apatía, el ahí se va, como si con ello se resolvieran, sin complicaciones, todos los escenarios.

Si participamos, es porque tenemos un interés. Ya sea por quedar bien con alguien, o porque recibimos una “mordida” (soborno). También porque apostamos a nuestro equipo deportivo favorito, o porque el fanatismo guadalupano está por encima de cualquier cosa, y defendemos a la virgen morena a capa y espada.

Todo ello ha sido heredado poco a poco a través de nuestra cultura.

Fuimos conquistados, no colonizados.

Los españoles no vinieron con el afán de buscar tierra para el crecimiento de la población, como sucedió en Estados Unidos.

España necesitaba de recursos. Gracias a la explotación minera y de la naturaleza, los reyes españoles mantuvieron el imperio. No buscaron identificarse y crear una nación fuerte. Por el contrario, el abuso, la vejación y el mal trato predominó y así nuestra gente fue sometida.

La historia antepasada fue destruida y reconstruida. A base de leyendas, fábulas o cuentos que poco a poco permearon la vida de los mexicanos. A la fuerza, se construyó una nación de mestizos que poco a poco forjaron su vida, asociado a sus miedos, modificados por la evangelización. La falta de unión y el centralismo permitió que nuestro país perdiera el doble de su territorio que llegó a tener cinco millones de kilómetros cuadrados en 1822 (hoy solo tenemos 1,973 millones de kilómetros cuadrados), que incluían:  Alta California, Nuevo México, Texas, Guatemala, Honduras, Belice, El salvador, Nicaragua y Costa Rica.

No supimos conservarlos.

Todo ello derivado de una ausencia de visión, falta de coalición y aunado a una ambición por el poder y dinero.

En esa época nacían las trece colonias que luego conformarían lo que hoy es

Estados Unidos. Mostraron tener, en aquellos tiempos, una visión de futuro con alcances extraordinarios, con la creación de la doctrina Monroe (1823, “América para los americanos”) y el “destino manifiesto” por John O’ Sullivan el 27 de diciembre 1845:

Y esta demanda está basada en el derecho de nuestro destino manifiesto a poseer todo el continente que nos ha dado la Providencia para desarrollar nuestro gran cometido de libertad y autogobierno”.

Nuestro destino se ha manifestado por la pérdida de nuestra identidad, la ausencia de una figura relevante que suplimos con la religión, fuente de esperanza y capacidad sanadora, que no es, en estos momentos, de gran ayuda. Un sueño que no es nuestro. Por el cual emigramos para encontrar, en otras tierras, lo que sin duda alguna, debería encontrarse aquí.

Formamos parte del continente Americano.

A pesar de que la Constitución (1917) manifiesta que no hay religión oficial en México, somos el segundo país con más católicos en América latina.

Somos una sociedad con gran sentido del humor, no cabe duda, y se manifiesta en los memes.

Participamos en eventos catastróficos de una manera solidaria y resilente. Contamos con gran creatividad y orgullosamente tenemos ese talento que ha sido considerado una frase popular: “el ingenio mexicano”.

Necesitamos dejara un lado nuestra búsqueda lejana. Todo se encuentra aquí. Es necesario trabajar para forjarlo, el sueño mexicano, no el de Chava Flores, de “a que le tiras cuando sueñas mexicano”.

Si queremos a México, deberemos quitarnos la venda que cubre nuestra visión y dejar de pensar que el salvador esta en nuestro presidente o en un partido político.

¡Somos nosotros lo que con la unión lograremos cambiar el rumbo de este país!

¡Déja de quejarte!

¡Hasta la próxima!

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